Cómo lo hacemos?...
Ofrecemos clases de obediencia destinadas tanto a cachorros como perros jóvenes, adultos y senior. Cada grupo o individuo tiene unas necesidades específicas por su edad y se tienen que tener en cuenta si queremos que el perro aprenda correctamente.
Las clases parten de la base de que el perro aprende mejor siendo premiado que castigado. No nos basamos únicamente en que el perro cumpla una orden, si no que se intenta modificar su conducta para que el animal sea capaz de adquirir esta orden.
- En las clases de educación para cachorros, de edad de las 9 a las 12 semanas, pretendemos que el animal empiece a adquirir, de forma muy gradual y suave, el correcto aprendizaje de las normas básicas de obediencia.
- En las clases para júniors, de las 12-14 semanas de edad hasta la madurez sexual, con una actividad extrema, pueden trabajar ya conceptos como andar al lado, el venir cuando se lo llama, el juego, etc. de una forma más precisa. Algunos muestran claramente ya su temperamento y el método de educación se adaptará a su caracter.
- Las clases para adultos pretenden mejorar los problemas de obediencia que el perro no adquirió de cachorro o corregir conflictos consecuencia de malas experiencias o mal manejo.
- Finalmente, los senior, algunos con déficits cognitivos, han perdido los hábitos correctos o les cuesta responder a los comandos que antes conocían. Tenemos que adaptar su cotidianidad a estas limitaciones para no dejarlos en el olvido por que son “viejos”.
Nuestra metodología
Nuestros cursos de educación y obediencia se basan en buscar las respuestas deseadas del animal utilizando únicamente refuerzos positivos como pueden ser los premios, juego, caricias o trocitos de su comida preferida e intentaremos siempre evitar los efectos negativos (o castigos) de las técnicas de adiestramiento tradicionales, es una forma de educar donde lo que prima es el bienestar animal.
Utilizar estos métodos permite trabajar con perros más relajados, sin estrés y motivados. Se enseña al perro a acertar en lugar de corregir continuamente los errores, pero esto no significa que todo sea a través de la administración de premios. Una de las bases es reforzar las conductas deseadas para que estas respuestas se repitan e intentar anticiparse a la aparición de conductas que resultan indeseadas.
En este tipo de educación no se realizan correcciones de conducta a través del castigo positivo (aplicación de estímulos negativos para reducir la aparición de una respuesta), pero esto no quiere decir que no exista el castigo como forma de corregir conductas no deseadas, ya que sí asumimos la necesidad de castigo negativo (retirada de un refuerzo que mantiene la respuesta para disminuir la aparición de esta respuesta). Es decir, cuando un perro nos muerde fuerte cuando jugamos con él, para eliminar esta conducta se puede dar un golpe al perro (castigo positivo) o bien dejar de jugar con él (castigo negativo). Con las dos técnicas seguramente el perro dejará de morder fuerte, pero con el primer método lo hará por miedo a que le hagamos daño y con el segundo método lo hará para poder seguir jugando. El estado emocional del animal será distinto y no se recurre al miedo para conseguir cambios de conducta. Además se creará un fuerte vínculo propietario-perro, por esto tratamos a los animales a través del propietario y el perro nos dará las respuestas que hemos reforzado con más seguridad y confianza, sin miedo a equivocarse.
El perro tiene que adquirir una capacidad de gestión emocional suficiente para ser un individuo equilibrado y, por lo tanto, tiene que aprender a gestionar tanto los estímulos positivos como los negativos. Entonces los estímulos negativos en una educación son tan importantes como los positivos ya que ayudan a aprender a gestionarse emocionalmente y a adquirir una capacidad resolutiva.
Es importante tener un buen conocimiento de la conducta natural del animal, sus posibles reacciones a distintos estímulos y sobre su lenguaje corporal y facial para entender porqué se da una respuesta u otra.
Una de las claves de esta educación es averiguar cual es el refuerzo (comida, juego, contacto social,...) que motivará más a su perro o gato para realizar una determinada conducta, ya que no todos los animales responden igual ante un mismo estímulo. Así como también se tienen que tener en cuenta las características individuales de cada animal con el que se va a trabajar, es decir, su edad, si padece alguna enfermedad, si presenta alguna deficiencia sensorial,...
Todas las técnicas utilizadas tienen rigor científico, fuera de modas o estrategias de venta.